Escribí esto una semana antes de la muerte de mi sobrino,parece que la muerte me preparó días antes.
"Cuando murió mi abuelito Polo, después de un cancér que no venció, cuando murió comenzé a entender lo qué es la vida. Ese círculo maravilloso que gira como una rueda de la fortuna, aquél hombre de ochenta y tantos años venció a la vida, ganó la muerte. De él sólo sus recuerdos, esos que en días nublados vienen o en sábados por la mañana. Memorias de su radio reloj alarma en forma de ferrocarril, con su particular sónido del "chu chu" y aquél hombre que trabajó arduamente en los Ferrocarriles del Pacífico. Ese hombre que siempre cargó con él un pañuelo de tela, limpio y bien doblado dentro de un bolsillo de su pantalón o camisa. Sus canas y su cabello ondulado, su perfíl tan peculiar. Su inolvidable sonrisa, su alegria al ver a sus nietos; ese detalle de construirnos unos pequeños bancos de madera y barnizarlos con el nombre grabado en con su puño y letra . Mi banquito era Grecia 5, tenía cinco años en ese entonces......y la de veces que le cantaba a mi abuelita, aquella canción que incluso le hacía llorar.
El día que murió usó un saco muy lindo y una corbata de mi padre, su yerno, jamás he visto alguién tan bello en un ataúd. Mi madre tan devota a su padre le compró un universo de flores, de rosas rojas. Durante la velación todos estabamos tristes pero platicabamos y reiamos de vez en cuando,recordando sus frases. Me acerqué a su ataúd abierto de par en par y le toqué sus manos, hablé con él, con Dios y le agradecí enormemente haber sido quién fué, su cariño y seguí viendolo y tocando sus manos. Ese aspecto rigido que tienen los muertos, esos labios que cerrados parecen a veces sonrisas. Después sólo una caja de madera y dentro sus cenizas,partículas de nada y todo, cuerpo sin alma, alma que fué.
Un día abuelo te voy a ver y voy a hacerte reir, vas a decirme todas esas cosas bonitas y voy a ver cómo le cantas a mi abuelita. Te quiero.'
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