Enero, el mes que en un par de horas terminará. Puedo decir que el peor enero de toda mi vida, el más triste, el enero que más que llluvia, viento, trajó consigo frio, frio en el corazón . Ese frio que no se quita con casí nada, que cala en los huesos, que perturba la mente.
Quién puede quejarse de su vida, cuando no ha visto de cerca la muerte. La muerte injusta, dolorosa, la partida inexplicable de alguién tan querido. Es como un árbol que cae de pronto, que decide caer por voluntad propia. Un árbol que daba tanta sombra, tanta vida a su alrededor. El verde de sus hojas, sus pequeñas hojas palidas en otoño y tan llenas de vida en cualquier primavera. Alegraban el bosque tu flores, la lluvia murmuraba un "te quiero" sobre ti.
Verte partir, vivir para creer, creer para seguir viviendo. Acá se quedan los recuerdos, tu nombre tatuado con tinta indeleble en mi corazón. Inextinguible cariño que no muere. De la colección de tus sonrisas, de tus palabras, el timbre de tu voz infantil. Cierro mis ojos y te recuerdo en ese féretro, la palidez de tu piel, tus hermosas pestañas, tu  cabello ondulado como un dios griego. Tocar tus manos, tus uñas con ese color parecido al púrpura, la dureza y el frio en todo tu cuerpo. Pensar que tiempo atrás te abracé mucho,tanto, que eras calor, siempre alegria. Pensar que de niño ataba las agujetas de tus zapatos.
Quiero imaginar el lugar donde estas, quiero crear un escenario divino, un jardín hermoso, un playa donde la arena no tenga fín, un mar que toque mil atardeceres. Quiero que seas feliz.....