Tuesday, October 25, 2011

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Máquinas, máquinas perfectas. Las del corazón del gato y la del motor del coche. Aquél corazón que dejó de bombear sangre y el motor que no detuvó su marcha. La velocidad del animal contra los caballos de acero. Al pasar a su lado y verlo tendido sobre el pavimento,en la carretera; inmóvil, inerte, tranquilo;en paz, como sólo los muertos pueden estarlo. Seguramente horas atrás(no digo días porque ayer ni sus luces..) a este pobre gato se le caducó el tiempo, la vida. Quizá ya había sido salvado por la magía de su casí inmortalidad y sus dichosas siete vidas. Sucedió que este pequeño felino dómesticado venció a la vida misma y lejos de yacer sobre el concreto gris y polvoriento, esta en alma reencarnando en un feroz león o en un jaguar. Su muerte trágica le ha dado privilegios postmortem. En tres segundos lo imaginé tan feliz que no sentí tristeza por el desenlace sucedido  como un simple gato.

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